martes, 4 de marzo de 2008

DETRAS DE UN GRAN HOMBRE...


ANA MARÍA MARTÍN GARCÍA
Querida profesora y artista-poeta
Cuántas veces envuelto en una situación, he rememorado aquellas oportunas anécdotas a las que hacía acompañar las lecciones de los días de escuela con Ana María. Como pedagógicas parábolas ilustraba con sus vivencias los preestablecidos programas de la asignatura de Historia. Un dato, una fecha, un lugar, siempre lo podrás consultar en un libro, pero el concepto, el espíritu o corazón de un hecho histórico, sólo lo podrás entender con la docencia de profesoras como ella. Cito a uno de sus preferidos autores, Rabindranath Tagore; "No basta compartir las ideas con el prójimo; se ha de compartir la vida."

Ana María, aun siendo veleña de adopción ha tenido la ventaja de vernos desde su africano balcón de su Melilla “natal”. Esto es un valor que debe de agradecer el egocéntrico veleño ensimismado en su miopía y enraizado como un triste geranio en su tiesto. Quien tenga ojos que vea y quien tenga oídos que oiga, pues Ana Maria es de estas maestras que nos habla, no como alumnos sino como personas, y su impronta queda marcada para los que le han sabido escuchar. Me acuerdo que una vez nos contó como una turista en un país árabe se descubrió su rubia y luminosa caballera para refrescarse en una fuente. Una enveladas mujeres, nativas del lugar, la rodearon y abalanzándose de envidia sobre ella; la golpearon, arañaron y le tiraron de sus cabellos hasta dejarla inconsciente y magullada. Aquellas historias, aún hoy me hacen reflexionar, formando parte de mis recuerdos. Años duros en la que además de ejercer de madre con sus hermanos, aun siendo una joven estudiante, no desistía de su gran tenacidad de concluir su carrera.

Hoy no puede disociarse socialmente de su marido, nuestro querido crítico de arte Francisco del Pino, pero si brillar con su luz propia en su docente recuerdo y ahora en su lírica obra, con dos títulos publicados, “Pequeños tallos” (1996) y “Gallos Azules del Alba” (2006) que brotan desde lo más profundo de sus experiencias y no duda como auténtica artista, en mostrase sin tapujos ni falsas artificialidades.

Ana María Martín García, es una dogmática poeta que encorseta sus versos, cuenta las rimas, en unos tiempos en que los versos libres dejaron las ataduras de la métrica y aún así, nos muestra abalorios y preciosas cuentas de nacaradas perlas que guarda en tallados joyeros, de finos orfebres de yunque platero o de reminiscentes taraceado marroquí.

Javier Navarta

Pubicado en el periodico mensual "EL FORO ABIERTO DE LA Axarquia", Marzo 2008