Desde pequeño he tenido la suerte
de ver cine y estrenos importantes, con asidua frecuencia, en Málaga capital,
pero tampoco desmerece las salas que tenía en mi comarca y así tanto en los
cines de verano de Torre del Mar como en
los cines de Vélez-Málaga, he visto muchas y buenas películas. Hoy parece que
quieren ahorrar luz y que te rompas la crisma antes de que comience la película
en la pantalla, con esas salas a oscuras en la tienes que encender el móvil
para localizar tu asiento. En el cine más bonito que ha tenido Vélez-Málaga, el
cine Lope de Vega, además de amplio y confortable cuidaba muchos detalles que
hoy se han perdido. Me acuerdo que después de abrir con la mano que te quedaba
libre la pesada puerta de ojos de buey ,
pues tu otra mano sujetaba el refresco con las palomitas, apartabas la tupida y
gruesa cortina para ver iluminado el
magno espacio de butacas. Pero sobre todo, lo que me parecía muy interesante y
acertado era que durante esos minutos de espera te pusieran un hilo musical de
bandas sonoras de películas, tales como de los maestros Mancini, Rota, pero muy
especialmente el tema “More (Ti guarderó
nel cuore)”. Por aquel entonces no conocía ni el título ni la película a la que
pertenecía.
Hace poco, en el 2012, se estrenó
la película con 4 nominaciones a los Oscar y un largo etcétera de premios en
Festivales internacionales: “Bestias del
sur salvaje” y volví a recordar el viejo y precioso tema de Riz Ortolani y
Nino Oliveiro para la película documental de 1962 “Mundo Cane”, pues en cierto modo hablaban de esa visión crítica y
desencantada de ver la sociedad. Los años han pasado por ella, para unos peor y
para otros lustrándola de culto. Cierto que peca de tomas muy cuidadas que
hacen comprender su evidente puesta de escena, pero eso es como decir que Velázquez
estuvo en la Rendición de Breda para plasmar su obra. Para mí, el resultado es
lo que vale y desde luego fue una pica en Flandes en la evolución de los
documentales. Este tipo de ejercicio directivo con el documental, tuvo gran
influencia en películas que tomando el testigo de analizar la sociedad antropológicamente optan por hacerlo con más humor, como en el film semi-documental de 1980
“Los dioses deben estar locos”.
ESTE PERRO MUNDO. 1962
Suele ocurrir con este tipo de
películas, que se adelantan a su tiempo y muestran una innovación inusual a lo
acostumbrado en el publico llano y más cuando es chocante y cruda alguna de sus
escenas, que el rechazo inicial lo tenga
ganado. Yo le llamo “el síndrome de apocalypto”. Esta película dirigida
por Mel Gibson en el 2006 tiene un mal trago en su primer visionado. Me acuerdo
que la deseché por completo de mis intereses cinéfilos por lo mal que lo pasé
viéndola por vez primera. Pero fortuitos visionados casuales por la televisión,
amortiguaron poco a poco esas crudas
escenas que rozaban el gore y pude contemplar una de las películas con un gran
sentido del ritmo y un acercamiento muy original al mundo precolombino y la
llegada de los conquistadores a las américas. Ahora vacunado de esas
descarnadas escenas, se ha convertido de hecho en una de mis favoritas películas
de la que he tenido que descubrir a partir de un segundo y tercer visionado. De
hecho, otra película de este australiano director: “La pasión de Cristo”, aun
no la he podido ver, ante los comentarios de crudeza que advierten que tienen y
nunca veo el momento de pasar un mal
rato para verla.
Asi, “Este perro mundo”, para un
principio de década de los 60, y que aun el planeta político lo veíamos a
través de las enciclopedias que teníamos en casa, pues la globalización a la
que ya estamos acostumbrado no existía, la retrospectiva de viajar a lugares recónditos del mundo donde la cultura,
folclore y costumbres radicalizaban de extremo a extremo con la nuestra. Aun así,
el montaje de esta, que deja mucho que desear, alternaba escenas salvajes con
las denominadas “civilizadas” de nuestra
sociedad occidental. La matanza de los cerdos, me recordó mucho una escena de
los sacrificios de bueyes en la película de Francis Ford Coppola “Apocalyse
Now” de 1977. De hecho, quiero comentar que estos indígenas de Nueva Guinea, no
son tan salvajes como lo pintan e incluso se ve claramente por sus adornos
fuera de lugar como camisetas deportivas y gafas de sol, que tienen y han
tenido contacto con los hombres occidentales ya en aquellos años. Hace poco
rodaron un precioso documental de National Geographic en tres capítulos de producción francesa que se
llama “Una tribu en Francia” (Reverse exploration) por el 2009 al 2010
aproximadamente y narra cómo dos nativos
de Papua que no conocen el mundo occidental, son invitados a conocer ciudades y
pueblos de Francia con el choque cultural que les supone viajar en avión, en
coche o ver la televisión en un hotel por ejemplo.
Documental de National Geographic "Una tribu en Francia" (The Reverse exploration)
Por último, como colofón
final de la película “Este perro mundo” y no por ello desentraño ni desvelo
ninguna trama, los guionistas hacen de nuevo del contraste de cultura en las
escenas finales. Los nativos pasan sus horas admirando desde las cercas
valladas, el despegue y aterrizaje de aviones de un aeropuerto. También el
hombre occidental hace de este espectáculo técnico un ocio contemplativo como
Ricardo Darín en “Un cuento Chino”(2011). Por ultimo vemos como la tribu
construye de ramas, papeles y hojas un avión casi a escala y de cañas y cuerda
una precaria torre de control que por la noche la iluminan con antorchas. Hace
poco, el preámbulo de la película “Star Trek XII: En la oscuridad”(2013) narra
lo que los personajes definen como: ”prohibido intervenir en otras culturas” y
como la inevitable casuística, harán de la figura de la nave Enterprise, una
iconografía para adorar los indígenas primitivos del remoto planeta.
La escena de arriba de la película: "Star Trek, en la oscuridad"(2013), los nativos de un planeta después de ver la nave Enterprise, la dibujan en el suelo para idolatrarla. En la escena de abajo del documental "Este perro mundo"(1962) Los nativos despues de ver el despegue y el aterrizaje de aviones en el aerpuerto, construyen precariamente maquetas para idolatrarla
BESTIAS DEL SUR SALVAJE. 2012
En este film, vuelve a utilizar
el contraste entre lo civilizado y lo salvaje, como modo de conocernos los
humanos, como individuos que aun perteneciendo a una sociedad, es nuestro
planeta el que nos reclama como suyo. Pero, si en las anteriores, era el mundo
civilizado occidental frente a tribus aun primitivas de nuestro planeta, en la
película “Bestias del Sur Salvaje” son los habitantes de ciudades desarrolladas
los que reniegan de estos avances y vuelven a vivir de una forma más primitiva.
En las tres películas, en unas más que otras, hay como una base documental que poco a poco se va convirtiendo en historia
narrativa. De hecho, “Este perro mundo” nunca acaba de ser una historia, son
pequeñas historias, ni siquiera con un orden, no es más que sucesivas imágenes
de cada rincón del mundo y sin abandonar el lenguaje documental. En “Los dioses deben estar locos” se inicia
como documental, terminando y centrándose con una historia y “Bestias del sur
salvaje” se intuye una base documental subyacente que se atisba en las explicaciones
de la improvisada profesora de la isla, contando entre realidad y ficción el
deshielo del polo sur, pero desde un principio hasta el final de la película el
peso es la historia es de Hashpuppy, la
niña protagonista. E incluso deja de ser historia para convertirse en sucesivos
momentos de ficción. Cuando las personas deciden libremente desprenderse de
todo lazo social y abraza la naturaleza como hábitat, me recuerda a la película
“Hacia rutas salvajes” del 2007 y como la sociedad “civilizada”, obliga al
“desertor” que vuelva a la colmena o a la comunidad establecida. Como
referencia la ciencia-ficción de los años 70 nos ofreció una película que
narraba este concepto: “La fuga de Logan” (1976). La sociedad futura aislada en
ciudades enormes, encerradas en cúpulas, se abstraían con el confort y el ocio
de la verdadera naturaleza de nuestro planeta, creyéndose autosuficientes. Otro
referente es la película de Peter Weir “La costa de los mosquitos” (1986), donde una
familia guiada por un padre inventor de artilugios de autosuficiencia y
supervivencia, convence a su familia a abandonar la vida de la ciudad para
establecer la vida en una isla remota.
Hashpuppy, la niña protagonista
crea su propio universo, a partir de los mitos y pseudo-historias de la improvisada
escuela, al igual que Max cuando crea su propio universo de quimeras en la
película “Donde viven los monstruos” (2009). La historia no es más que como
alcanza la madurez de una niña que aún necesita a su madre, que aún necesita
abrazos y por fin, con la ayuda de todos es capaz de vivir por ella misma en
este mundo.
LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS, 1980
El preámbulo de esta película,
parece el inicio de un buen documental sociológico, pero tiene tanto ironía el
texto argumental, que desemboca a una película de comedia, eso sí, manteniendo
esa misma voz en off que la difumina por
igual toda la cinta. La sociedad de principios de 1980, es presentada como un
mal endémico que nos abstrae de la verdadera razón de nuestra naturaleza humana.
Cito textualmente como: “Aquí se encuentra el hombre civilizado
(refiriéndose a la ciudad que presenta la imagen). El hombre civilizado
normalmente se niega adaptarse a su medio y prefiere hacer que el medio se
adapte a él y así construye ciudades, carreteras, vehículos, maquinarias y
establece redes eléctricas para que puedan funcionar los inventos ingeniados
por él. Pero, de alguna manera, no supo detenerse a tiempo y cuanto más mejoró
el medio para hacer su vida más fácil, lo que consiguió fue convertirla en más
difícil. Y sentenció a sus hijos a pasar de 10 a 15 años en la escuela, solo
para aprender a sobrevivir en su complejo y azaroso hábitat. De forma que, el hombre civilizado que se
negó a adaptarse a su medio natural, ahora se encuentra que debe adaptarse y
readaptarse cada día y cada hora del día, a ese medio que creó”. Aquí,
entre otras imágenes ilustrativas de nuestra ciudad, está la del vecino que
coge el coche para acercarse a un buzón que hay a escasos 20 metros y depositar
una carta para terminar por dar marcha atrás con el vehículo, para de nuevo
aparcarlo en el porche de su casa. Ejemplo genial de lo aquejada de nuestra
sociedad civilizada y que siempre he guardado en mi memoria este sketch desde
que lo vi de joven. Esta reflexión, nos lleva a enlazarla con el argumento de
la película anterior “Bestias del sur salvajes”. Los 2 tercios restantes del
film “Los dioses deben estar locos” se centra la las vicisitudes que tiene un
pueblo africano con el encuentro azaroso de una botella vacía de Coca-Cola.