martes, 5 de agosto de 2014

LA IMAGEN DE LA FELICIDAD


En el 2003,  le grabé con una videocámara a un amigo su boda en Pastrana, en pleno corazón de la Alcarria. La joven novia,  que en paz descanse, hoy ya no está con nosotros los mortales fue llevada al altar ya enferma y sabiendo que poco tiempo le quedaba. No pude editarles la pequeña cinta de 8mm.- con fundidos, retoques, cabeceras, rótulos o créditos, se las regalé en estado bruto, pero si me dio tiempo a visionar lo grabado de su ceremonia. Fui lo más objetivo en mi labor de registrarlo todo y lo más subjetivo en mi mirada como  persona y artista. Recuerdo que cuando llegó la novia al altar enfoqué un primer plano de su rostro. En aquel momento que la grabé no lo ví, solo recibía mi ojo imágenes por el objetivo  cuidando que todo saliera bien. Pero cuando visioné por vez primera lo grabado en el monitor de mi ordenador, lo vi. Nunca he visto más felicidad en un rostro de una persona que en ella. Y nunca he vuelto a ver tanta belleza de felicidad en un rostro desde entonces.

viernes, 13 de junio de 2014

UN MOTIVO MAS

Para visitar la iglesia de Santa María de la Encarnación en Vélez-Málaga


"La anunciación de María" por Muñoz Anglada

Acto de inauguración de la exposición fotográfica "La Mirada Santa" en la iglesia de Santa María

El pasado día 9 de mayo de 2014 tuvo lugar en esta antigua iglesia de la capital de la Axarquía, la inauguración de la exposición de fotografías titulada “la Mirada Santa” a cargo del grupo al cual pertenezco: Colectivo de Fotografía Contemporánea de la Axarquía, Enfoques. Con un año y medio de vida y pionera en nuestra comarca en aunar artistas de la imagen digital en un  colectivo registrado por la Junta de Andalucía.
El acto presentado por el alcalde D. Francisco Bonilla, el presidente de la Cofradía D. Antonio Ferrer Moreno, el director del museo D. José Luis Ramos Heredia y el presidente del colectivo Enfoques D. Esteban Díaz Azua, estuvo arropada por numeroso público de diversos ámbitos como cofrades, artistas y vecinos que tuvieron la deferencia de asistir y disfrutar, no solo de la exposición y el museo, sino además de las impresionantes vistas que ofrece su consagrado atrio.

Iglesia de Santa María de la Encarnación de Vélez-Málaga

Si bien es verdad que subir a esta elevada cota de la ciudad, donde se sitúa una de las más importantes iglesia mudéjar de la comarca de Málaga, ya es difícil, pero el esfuerzo tanto de la concejalía de  turismo como de este equipo de gobierno  por fomentar el que ha sido el primer museo de la ciudad dedicado a la Semana Santa, está dando sus frutos con cifras que hacen posible que el número de visitantes este creciendo cada día mas.
Sus gruesas  y antiguas paredes, además de aclimatar de manera natural sus amplios espacios, hoy guardan los enceres que han adornado toda la iconografía de nuestra Gran Semana Santa veleña. Pero también exhibe las tallas, retablo y exiguas reliquias de lo que se pudo salvar de esta sufrida iglesia del siglo XV de expolios, incendios, terremotos  y una guerra civil. Pero por contra, ha sido testigos de celebraciones, misas, refugio y hasta hace poco ha tenido a bien de verse restaurada por completo.

"La anunciación de María" por Jose Muñoz Anglada en la exposición del 2013 "El Arte Ausente" Claustro de San Francisco
Entre sus egregias decoraciones, encontramos un magno cuadro que embellece la cruceta izquierda o la pared suroeste del transepto. Para los más de 500 años de este templo, es un cuadro de reciente adquisición, pero para la efímera vida de nosotros  ya tiene más de medio siglo. Se trata de La Anunciación de María, pintado por José Muñoz Anglada (Vélez-Málaga 17 de enero de 1914- Barcelona 5 de junio de 1965) y realizado muy probablemente por la década de los 50. La ultima vez que la vi, fue en la muy acertada exposición que reunía las obras de todos los artistas ya desaparecidos de nuestra comarca. El titulo también muy acertado fue “El Arte Ausente” y  su  ubicación fue el marco incomparable del claustro de San Francisco en el mismo corazón de Vélez un 24 de enero del 2013. Por ello, volverlo a ver aunque fuera en su enclave original no deja de ser una grata contemplación.
 En la imagen del cuadro puede verse dos planos, donde en el superior lo conforma una nube densa de donde vuelan angelitos al estilo de Murillo y desde su ecuador hasta su base, lo componen el ángel San Gabriel y la Virgen María, ambos de rodillas y la virgen con el apoyo de un reclinatorio. De manera peculiar, la virgen a sus pies se encuentra un canasto de ropa recién lavada y doblada. Destacar también, como en su centro lo preside una paloma como espíritu santo. La paleta de Muñoz Anglada es muy colorida; incluso con el paso de los años no ha perdido ápice de su saturación y esa ausencia de contrastes barrocos hace más moderna su interpretación al igual que lo diluido de su pintura, casi aprovechando el reflejo níveo del lienzo con la ausencia de bases, muy característica de los impresionistas franceses tan de moda por estos años.
Por ello, la simple gesta de visitar esta joya de nuestro patrimonio artístico-cultural puede convertirse en un encuentro de pequeñas, pero al mismo tiempo grandes historias de nuestra ciudad.


miércoles, 21 de mayo de 2014

MIS OBRAS EN EL MUSEO DEL PRADO


Mi carpeta original de comic en la década de los 80

Hace tiempo que busco entre mis papeles, dos billetes de tren y algún que otro folletillo, como único recuerdo físico de mi primer viaje a Madrid. Pero, son tantas cosas las que guardo, que se me hace imposible como en esta ocasión, encontrarlo. Así que tendré que comenzar a narrarlo sin poder, por ahora, datar con más exactitud aquella fecha de principios de los 80. Nunca antes había visitado tantos sitios de Madrid a golpe de taxis y de excursiones en autobús que ofrecía el hostal  donde nos hospedábamos mi madre y yo. Por aquel entonces, además de pintar cuadros y dibujar,  me aficioné como cualquier niño al comic, a diferencia de que además de leerlos, yo también los dibujaba. Tenía una carpeta gruesa de iconoclasta estilos, de completas e inacabadas historias, narradas en viñetas que hablaban en globos y bocadillos y coloreadas con rotuladores, acuarelas y lápices de colores. Cuando mi madre me dió la sorpresa de que íbamos a pasar una semana en Madrid, no pude dejar de pensar en la oportunidad de presentar mis comics en alguna que otra  editorial de la capital. Consulté en una pesada y amarilla guía de teléfonos de Madrid, de un locutorio público de mi ciudad de Vélez-Málaga. La única editorial que por entonces conocía era Bruguera y anotando su dirección, pregunté a mi madre si podíamos pasar por allí para presentar mis trabajos, a lo cual evidentemente, me dijo que sí. Y de este modo, me vi viajando en tren a Madrid cargado de mi equipaje, además de una comercial bolsa del Corte Ingles donde portaba mi personal carpeta de comics.

Imágenes de la película "El Gran Vázquez" de 2010. La editorial Bruguera en los 60

Hace poco que he visto una película española llamada “El Gran Vázquez” del 2010, donde cuenta la vida del dibujante de historietas Manuel Vázquez, más conocido por el autor de Anacleto el agente secreto o la familia Cebolleta. Pero paralelamente, nos mostraba el metraje los entresijos de la Editorial Bruguera, en una ambientada Barcelona de los años 60. Si aquel niño que ilusionado viajaba a Madrid con su carpeta en sus brazos, hubiera podido ver esta película actual, posiblemente no hubiera cargado con sus dibujos en el tren. No solo porque la editorial Bruguera se encontraba en Barcelona, sino porque todo ese universo que emanaba sus historietas del botones Sacarino, de Mortadelo y Filemón, Rompetechos y demás coloridos personajes,  se realizaban desde un pequeño estudio gris, por unos pocos y mal pagados historietistas de mediana edad.

De izquierda a derecha de arriba a bajo: Palacio Real, la Casita del Principe, El Museo de cera, El Escorial, El Templo de Debod y El Retiro

Ya en Madrid, disfruté viéndolo todo durante los días que estuvimos allí, desde el Palacio Real a la Casita del Príncipe, desde el Museo de Cera al Templo de Debod, desde el Escorial al Retiro. Varios días los pasamos en la casa de una amiga de mi madre muy posiblemente el fin de semana, con lo que salí con su hijo mayor que me enseñó zonas más castizas y donde tomamos algún que otro refresco. Incluso me acuerdo de la película que vi con él en el cine: “Aterriza como puedas”. Pero del día que mejor me acuerdo, fue cuando decidimos ir una mañana a la editorial Bruguera con mis dibujos. Después de un gran paseo por la ciudad, el taxista llegó a un edificio grande donde sus bajos se asemejaban a una gran nave donde por fin entramos. Era todo un gran almacén de distribución. Me acuerdo que los operarios que movían y descargaban grandes embalajes de revistas y libros nos miraban con curiosidad. Algunos sobrentendían el equívoco al verme con una carpeta. Un señor nos explicó que la Editorial Bruguera estaba en Barcelona y que en Madrid solo estaba un edificio de distribución.
Tampoco fue muy desilusionante, estaba abriendo los ojos en una semana preciosa en la  capital de España y aquella misma mañana nos fuimos a visitar el Museo de El Prado. Fue la primera vez que entré en esta maravillosa pinacoteca. Me acuerdo de pasar una considerable cola con mi madre, pero ya en la recepción de seguridad, antes de que pudiéramos entrar del todo, un conserje se nos acercó a nosotros y dirigiéndose a mí me dijo: “Deja que te guarde esa carpeta, estarás más cómodo en la visita” Mirando la conformidad de mi madre, accedí a hacerlo y vi cómo me guardaba mis dibujos en una dependencias privadas que tenía este señor de uniforme en el museo. Ni que decir tiene que cualquier visita, sea de larga o de corta duración a este Museo, no llegará nunca a recorrer todas sus estancias, salas y pasillos con el respeto que hay que predisponer para su mejor contemplación, pero fue mi primer contacto con obras y artistas clásicos que hasta entonces solo había visto reproducidas en libros. Al finalizar nuestra visita, volvimos a recepción donde muy amablemente el conserje me devolvió mi carpeta.

Fue un precioso viaje que tuve en mi niñez y solo con el tiempo me di cuenta que durante unas horas, mis humildes dibujos de comic habían estado en unas dependencias del Museo del Prado de Madrid.