En el 2003, le grabé con una videocámara a un amigo su
boda en Pastrana, en pleno corazón de la Alcarria. La joven novia, que en paz descanse, hoy ya no está con
nosotros los mortales fue llevada al altar ya enferma y sabiendo que poco
tiempo le quedaba. No pude editarles la pequeña cinta de 8mm.- con fundidos,
retoques, cabeceras, rótulos o créditos, se las regalé en estado bruto, pero si
me dio tiempo a visionar lo grabado de su ceremonia. Fui lo más objetivo en mi
labor de registrarlo todo y lo más subjetivo en mi mirada como persona y artista. Recuerdo que cuando llegó
la novia al altar enfoqué un primer plano de su rostro. En aquel momento que la
grabé no lo ví, solo recibía mi ojo imágenes por el objetivo cuidando que todo saliera bien. Pero cuando
visioné por vez primera lo grabado en el monitor de mi ordenador, lo vi. Nunca
he visto más felicidad en un rostro de una persona que en ella. Y nunca he
vuelto a ver tanta belleza de felicidad en un rostro desde entonces.
martes, 5 de agosto de 2014
viernes, 13 de junio de 2014
UN MOTIVO MAS
Para visitar la iglesia de Santa María de la Encarnación en
Vélez-Málaga
"La anunciación de María" por Muñoz Anglada
Acto de inauguración de la exposición fotográfica "La Mirada Santa" en la iglesia de Santa María
El pasado día 9 de mayo de 2014
tuvo lugar en esta antigua iglesia de la capital de la Axarquía, la
inauguración de la exposición de fotografías titulada “la Mirada Santa” a cargo
del grupo al cual pertenezco: Colectivo de Fotografía Contemporánea de la
Axarquía, Enfoques. Con un año y medio de vida y pionera en nuestra comarca en
aunar artistas de la imagen digital en un colectivo registrado por la Junta de
Andalucía.
El acto presentado por el alcalde
D. Francisco Bonilla, el presidente de la Cofradía D. Antonio Ferrer Moreno, el
director del museo D. José Luis Ramos Heredia y el presidente del colectivo
Enfoques D. Esteban Díaz Azua, estuvo arropada por numeroso público de diversos
ámbitos como cofrades, artistas y vecinos que tuvieron la deferencia de asistir
y disfrutar, no solo de la exposición y el museo, sino además de las
impresionantes vistas que ofrece su consagrado atrio.
Iglesia de Santa María de la Encarnación de Vélez-Málaga
Si bien es verdad que subir a
esta elevada cota de la ciudad, donde se sitúa una de las más importantes
iglesia mudéjar de la comarca de Málaga, ya es difícil, pero el esfuerzo tanto
de la concejalía de turismo como de este
equipo de gobierno por fomentar el que
ha sido el primer museo de la ciudad dedicado a la Semana Santa, está dando sus
frutos con cifras que hacen posible que el número de visitantes este creciendo
cada día mas.
Sus gruesas y antiguas paredes, además de aclimatar de
manera natural sus amplios espacios, hoy guardan los enceres que han adornado
toda la iconografía de nuestra Gran Semana Santa veleña. Pero también exhibe
las tallas, retablo y exiguas reliquias de lo que se pudo salvar de esta sufrida
iglesia del siglo XV de expolios, incendios, terremotos y una guerra civil. Pero por contra, ha sido
testigos de celebraciones, misas, refugio y hasta hace poco ha tenido a bien de
verse restaurada por completo.
"La anunciación de María" por Jose Muñoz Anglada en la exposición del 2013 "El Arte Ausente" Claustro de San Francisco
Entre sus egregias decoraciones,
encontramos un magno cuadro que embellece la cruceta izquierda o la pared
suroeste del transepto. Para los más de 500 años de este templo, es un cuadro de
reciente adquisición, pero para la efímera vida de nosotros ya tiene más de medio siglo. Se trata de La Anunciación de María, pintado por José Muñoz Anglada (Vélez-Málaga 17 de enero
de 1914- Barcelona 5 de junio de 1965) y realizado muy probablemente por la
década de los 50. La ultima vez que la vi, fue en la muy acertada exposición que
reunía las obras de todos los artistas ya desaparecidos de nuestra comarca. El
titulo también muy acertado fue “El Arte Ausente” y su
ubicación fue el marco incomparable del claustro de San Francisco en el
mismo corazón de Vélez un 24 de enero del 2013. Por ello, volverlo a ver aunque
fuera en su enclave original no deja de ser una grata contemplación.
En la imagen del cuadro puede verse dos
planos, donde en el superior lo conforma una nube densa de donde vuelan angelitos
al estilo de Murillo y desde su ecuador hasta su base, lo componen el ángel San
Gabriel y la Virgen María, ambos de rodillas y la virgen con el apoyo de un
reclinatorio. De manera peculiar, la virgen a sus pies se encuentra un canasto
de ropa recién lavada y doblada. Destacar también, como en su centro lo preside
una paloma como espíritu santo. La paleta de Muñoz Anglada es muy colorida; incluso con el paso de los años no ha perdido ápice de su saturación y esa
ausencia de contrastes barrocos hace más moderna su interpretación al igual que
lo diluido de su pintura, casi aprovechando el reflejo níveo del lienzo con la
ausencia de bases, muy característica de los impresionistas franceses tan de
moda por estos años.
Por ello, la simple gesta de
visitar esta joya de nuestro patrimonio artístico-cultural puede convertirse en
un encuentro de pequeñas, pero al mismo tiempo grandes historias de nuestra
ciudad.
miércoles, 21 de mayo de 2014
MIS OBRAS EN EL MUSEO DEL PRADO
Mi carpeta original de comic en la década de los 80
Hace tiempo que busco entre mis
papeles, dos billetes de tren y algún que otro folletillo, como único recuerdo
físico de mi primer viaje a Madrid. Pero, son tantas cosas las que guardo, que
se me hace imposible como en esta ocasión, encontrarlo. Así que tendré que
comenzar a narrarlo sin poder, por ahora, datar con más exactitud aquella fecha
de principios de los 80. Nunca antes había visitado tantos sitios de Madrid a
golpe de taxis y de excursiones en autobús que ofrecía el hostal donde nos hospedábamos mi madre y yo. Por
aquel entonces, además de pintar cuadros y dibujar, me aficioné como cualquier niño al comic, a
diferencia de que además de leerlos, yo también los dibujaba. Tenía una carpeta
gruesa de iconoclasta estilos, de completas e inacabadas historias, narradas en
viñetas que hablaban en globos y bocadillos y coloreadas con rotuladores,
acuarelas y lápices de colores. Cuando mi madre me dió la sorpresa de que
íbamos a pasar una semana en Madrid, no pude dejar de pensar en la oportunidad
de presentar mis comics en alguna que otra
editorial de la capital. Consulté en una pesada y amarilla guía de teléfonos de
Madrid, de un locutorio público de mi ciudad de Vélez-Málaga. La única editorial
que por entonces conocía era Bruguera y anotando su dirección, pregunté a mi
madre si podíamos pasar por allí para presentar mis trabajos, a lo cual
evidentemente, me dijo que sí. Y de este modo, me vi viajando en tren a Madrid
cargado de mi equipaje, además de una comercial bolsa del Corte Ingles donde
portaba mi personal carpeta de comics.
Imágenes de la película "El Gran Vázquez" de 2010. La editorial Bruguera en los 60
Hace poco que he visto una
película española llamada “El Gran Vázquez” del 2010, donde cuenta la
vida del dibujante de historietas Manuel Vázquez, más conocido por el autor de
Anacleto el agente secreto o la familia Cebolleta. Pero paralelamente, nos
mostraba el metraje los entresijos de la Editorial Bruguera, en una ambientada
Barcelona de los años 60. Si aquel niño que ilusionado viajaba a Madrid con su
carpeta en sus brazos, hubiera podido ver esta película actual, posiblemente no
hubiera cargado con sus dibujos en el tren. No solo porque la editorial
Bruguera se encontraba en Barcelona, sino porque todo ese universo que emanaba
sus historietas del botones Sacarino, de Mortadelo y Filemón, Rompetechos y demás coloridos personajes,
se realizaban desde un pequeño estudio
gris, por unos pocos y mal pagados historietistas de mediana edad.
De izquierda a derecha de arriba a bajo: Palacio Real, la Casita del Principe, El Museo de cera, El Escorial, El Templo de Debod y El Retiro
Ya en Madrid, disfruté viéndolo
todo durante los días que estuvimos allí, desde el Palacio Real a la Casita del
Príncipe, desde el Museo de Cera al Templo de Debod, desde el Escorial al
Retiro. Varios días los pasamos en la casa de una amiga de mi madre muy
posiblemente el fin de semana, con lo que salí con su hijo mayor que me enseñó
zonas más castizas y donde tomamos algún que otro refresco. Incluso me acuerdo de la
película que vi con él en el cine: “Aterriza como puedas”. Pero del día que
mejor me acuerdo, fue cuando decidimos ir una mañana a la editorial Bruguera
con mis dibujos. Después de un gran paseo por la ciudad, el taxista llegó a un
edificio grande donde sus bajos se asemejaban a una gran nave donde por fin
entramos. Era todo un gran almacén de distribución. Me acuerdo que los
operarios que movían y descargaban grandes embalajes de revistas y libros nos
miraban con curiosidad. Algunos sobrentendían el equívoco al verme con una
carpeta. Un señor nos explicó que la Editorial Bruguera estaba en Barcelona y
que en Madrid solo estaba un edificio de distribución.
Tampoco fue muy desilusionante,
estaba abriendo los ojos en una semana preciosa en la capital de España y aquella misma mañana nos
fuimos a visitar el Museo de El Prado. Fue la primera vez que entré en esta
maravillosa pinacoteca. Me acuerdo de pasar una considerable cola con mi madre,
pero ya en la recepción de seguridad, antes de que pudiéramos entrar del todo,
un conserje se nos acercó a nosotros y dirigiéndose a mí me dijo: “Deja que te
guarde esa carpeta, estarás más cómodo en la visita” Mirando la conformidad de
mi madre, accedí a hacerlo y vi cómo me guardaba mis dibujos en una dependencias
privadas que tenía este señor de uniforme en el museo. Ni que decir tiene que
cualquier visita, sea de larga o de corta duración a este Museo, no llegará nunca a
recorrer todas sus estancias, salas y pasillos con el respeto que hay que predisponer para su mejor contemplación, pero fue mi primer contacto con obras y artistas clásicos que hasta entonces solo había
visto reproducidas en libros. Al finalizar nuestra visita, volvimos a recepción
donde muy amablemente el conserje me devolvió mi carpeta.
Fue un precioso viaje que tuve en
mi niñez y solo con el tiempo me di cuenta que durante unas horas, mis humildes
dibujos de comic habían estado en unas dependencias del Museo del Prado de
Madrid.
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