En el 2003, le grabé con una videocámara a un amigo su
boda en Pastrana, en pleno corazón de la Alcarria. La joven novia, que en paz descanse, hoy ya no está con
nosotros los mortales fue llevada al altar ya enferma y sabiendo que poco
tiempo le quedaba. No pude editarles la pequeña cinta de 8mm.- con fundidos,
retoques, cabeceras, rótulos o créditos, se las regalé en estado bruto, pero si
me dio tiempo a visionar lo grabado de su ceremonia. Fui lo más objetivo en mi
labor de registrarlo todo y lo más subjetivo en mi mirada como persona y artista. Recuerdo que cuando llegó
la novia al altar enfoqué un primer plano de su rostro. En aquel momento que la
grabé no lo ví, solo recibía mi ojo imágenes por el objetivo cuidando que todo saliera bien. Pero cuando
visioné por vez primera lo grabado en el monitor de mi ordenador, lo vi. Nunca
he visto más felicidad en un rostro de una persona que en ella. Y nunca he
vuelto a ver tanta belleza de felicidad en un rostro desde entonces.
martes, 5 de agosto de 2014
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