viernes, 1 de junio de 2007

LA HUELLA DEL SILICIO

Es curioso como el precio del ya popular ordenador doméstico sigue siendo el mismo, por lo menos hace diez años, (cifra arriba o abajo, fluctuada por las ofertas de turno) y lo único que sube cada año son sus prestaciones, tanto en su velocidad de memoria, como en capacidad de disco duro. Parece ilimitada, y dependemos de que nos lo dé, como si se tratara de una novedad en oferta, con cuenta gotas cada año. Lo que es evidente es que ya es una tecnología real y factible y en vez de vendernos la gallina nos vende los huevos cada temporada. Mayores requerimientos en los programas de diseños o un sofisticado sistema operativo o videojuegos más voluminosos, van unido a capacidades más potentes del ordenador personal. Actualmente oscila en velocidades de memoria de 2000 MB y capacidades de disco duros de 300 GB. La estrategia parece la misma en el marketing de ventas de las actuales cámaras digitales. Pero, con los actuales 10 mega píxeles que ofrecen hoy el mercado, ¿de qué valen mas de estos, cuando ningún hijo de vecino se va ha dedicar a la cartelería de las vallas publicitarias? Escribir este texto, no ha requerido de toda la memoria, y ocupa una ínfima parte en los ceros y unos de mi disco duro. Las gestiones más importantes son las más sencillas, no requieren tantas capacidades.

En 1969, después de que la humanidad contemplase nuestro satélite natural orbitando nuestros cielos, desde el principio de los tiempos, hace mas de 6 millones de años como una meta inalcanzable, el programa americano Apollo XI, consigue un hito astronáutico e histórico de poner a dos hombres en la Luna: el comandante Neil Armstrong y su compañero Edwin Aldrin mientras que el piloto Michael Collins quedó a la espera, orbitando la Luna. La carrera espacial entre los norteamericanos y los rusos aceleró los recursos tecnológicos e innovaron en nuevas investigaciones de desarrollo. Sin embargo no todo salió como estaba previsto. A finales de esta década de los 60, se pusieron de manifiesto las tremendas limitaciones de los equipos informáticos de entonces. El módulo de alunizaje “Eagle” llevaba a bordo dos memorias distintas, una de lógica cableada con una capacidad de 500.000 bits y una segunda de 30.000 bits. Este precario sistema, desde la perspectiva histórica, falló cuando solo faltaba 150 metros para alunizar, sobrecargado por la infinidad de datos que se estaba generando en ese momento. La rápida actuación de la base Houston, con hasta entonces los dos mas potentes ordenadores del mundo, el IBM/360-75, tomaron el mando para que en los últimos segundo, Neil Armstrong pudiera maniobrar el módulo lunar manualmente y conquistar la Luna en nombre de toda la Humanidad. Hitos tan importantes como fue este, se hicieron con menos de un diez por ciento de lo que requiere un simple videojuego. J.N.

1 comentario:

gyergar dijo...

Muy buena observación, Javi. Un conocido me habló en su día de que una amigo suyo trabajó para IBM. Éste le comentó que ahora disponemos de la tecnología doméstica que ya estaba hecha hace más de 10 años. No me imagino lo que guardan a estas alturas. Sí es cierto que se nos "obliga" a renovar equipo cada "x" años con el pretexto de "nuevas necesidades del usuario" y digo yo¿de verdad necesito tropecientos mil gigas y un procesador multi-core para mover tropecientos mil polígonos y programas inflados y nada optimizados? Lo último que me ha tocado la nariz ha sido Windows Vista con sus 512 de RAM para él solito...vamos, toda la memoria de la que dispongo a dia de hoy para poder hacer que el ordenador funcione, manda huevos...