sábado, 4 de agosto de 2007

LA IDENTIDAD DE UN ICONO

No es el izado de la bandera norteamericana en una remota isla japonesa, ni es el rodaje de una pelicula de Clint Eastwood en Iwo Jima. Esta semana pasada se ha derribado por parte de los radicales catalanes el último toro de Osborne que quedaba en Cataluña. Ni un atisbo del becerro de oro debe de quedar en pie de los ritos egipcios, tuvieron que pensar como el pueblo elegido de Moisés el radical grupo de los denominados “Hermandad catalana la banderas negras”. Y a hurtadillas y en la clandestinidad de la noche derribaron la silueteada valla taurina. “Ni la bandera roja y gualda, ni la camiseta del merengue, ni los leones de la Cibeles, pueden amancillar la soberanía de nuestro clan” piensa estos nacionalstas radicales, pues “ya tenemos suficiente conflictos internos como decidir la autoría de nuestro ruc (burro)”.
Si, nuestro burro, idea de cuando dos jóvenes de Banyoles, Jaume Sala y Álex Ferreiro en el 2004 decidieron fomentar esta ilustre raza de la provincia de Gerona convirtiéndola en una pegatina identificable de los vehículos catalanes, como respuesta a todas esas pegatinas del toro que han hecho identificable a la España cañí. Pero ahora un juez decide la autoría de este nuevo icono equino, frente a su diseñador grafico Eloy Alegre. Pero, que importa este “pleiteillo” si ya estamos armados dos pueblos con sus escudos de armas, como los antiguos griegos. Ya tenemos señas de identidad, y sabemos a que clan o casa pertenecemos por nuestras insignias de armas.
Y si, éramos pocos, el País Vasco no podía ser menos para sumarse a estas insignias adhesivas para el trasero de nuestros coches, y ahora se sacan de la manga la ovejita vasca llamada “Ardilatxa”.Si no tenemos un arca de Noé, será porque en España ya tenemos nuestros propios músicos de Bremen. Si viajas a Euskadi y ves como miles de coches llevan una pegatina de esta simpática oveja junto a la matrícula, no pienses: "están locos estos vascos", simplemente es la última moda del tunning euskaldun. Todo comenzó cuando un grupo de amigos de Tolosa viajó a Cataluña y descubrió la pegatina del famoso burro catalán, como alternativa al toro de Osborne. Medio en broma, dieron forma a lo que hoy es Ardilatxa y de la que ya han distribuido más de 150.000 pegatinas por toda la geografía española e incluso fuera de nuestras fronteras. Aunque muchos piensen que se deben estar forrando, ellos aseguran que es una entidad sin ánimo de lucro y que destinarán todo el dinero que obtengan a actividades para promocionar la cultura vasca. Así que si quieres poner una Ardilatxa en tu coche, de momento sólo se venden en establecimientos en Euskal Herria, pero puedes comprarla online en packs de 5 pegatinas por 5 euros. Está disponible en negro y en blanco.

Si quemar una bandera, no mas que un símbolo, lo hemos convertido constitucionalmente en un delito, derribar una valla publicitaria no lo constituye y menos por un denominado “banderas negras” sirva la paradoja. Eso si, si esta rompe el paisaje o distrae a los conductores, o su reproducción que la empapela, es sexista y hace de la mujer un objeto de deseo gratuito, será desmontado, desinstalada y retirada. Es mas, hace 10 años que esta valla de Osborne, dejó de ser valla publicitaria por una sentencia del Tribunal Supremo, para convertirse en patrimonio “de interés estético o cultural” de nuestro paisaje.


El toro este noble animal, que ha sido parte de la cultura mediterránea, también sirvió para ser icono identificativo del rey Minos o del dios Baal de lo cananeos. Más a Oriente, sigue siendo hoy la vaca sagrada símbolo de deidad y fertilidad tal como Apís en el antiguo Egipto. Hace poco, a finales de Julio de este mismo año 2007, la comunidad de monjes hindúes de Inglaterra se produjo un conflicto entre la ley de sanidad, ante un caso de tuberculosis en un toro llamado “Shambo” y el carácter sagrado que se le infiere a este bóvido su religión, para que no fuera sacrificado. Esta claro que seguimos adorando unos al becerro de oro, otros a una bandera negra, e incluso a la pegatina de nuestro coche. Pero, si no hubiera sido el toro de una famosa bebida de Osborne, hubiera sido un conflicto entre la ya olvidada valla del Tío Pepe contra la pegatina del cava catalán. Javier Navarta


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