domingo, 25 de agosto de 2013

LA SOCIEDAD EN TRES PELÍCULAS


Desde pequeño he tenido la suerte de ver cine y estrenos importantes, con asidua frecuencia, en Málaga capital, pero tampoco desmerece las salas que tenía en mi comarca y así tanto en los cines de verano  de Torre del Mar como en los cines de Vélez-Málaga, he visto muchas y buenas películas. Hoy parece que quieren ahorrar luz y que te rompas la crisma antes de que comience la película en la pantalla, con esas salas a oscuras en la tienes que encender el móvil para localizar tu asiento. En el cine más bonito que ha tenido Vélez-Málaga, el cine Lope de Vega, además de amplio y confortable cuidaba muchos detalles que hoy se han perdido. Me acuerdo que después de abrir con la mano que te quedaba libre la pesada  puerta de ojos de buey , pues tu otra mano sujetaba el refresco con las palomitas, apartabas la tupida y gruesa  cortina para ver iluminado el magno espacio de butacas. Pero sobre todo, lo que me parecía muy interesante y acertado era que durante esos minutos de espera te pusieran un hilo musical de bandas sonoras de películas, tales como de los maestros Mancini, Rota, pero muy especialmente  el tema “More (Ti guarderó nel cuore)”. Por aquel entonces no conocía ni el título ni la película a la que pertenecía.

Hace poco, en el 2012, se estrenó la película con 4 nominaciones a los Oscar y un largo etcétera de premios en Festivales internacionales: “Bestias del sur salvaje” y volví a recordar el viejo y precioso tema de Riz Ortolani y Nino Oliveiro para la película documental de 1962 “Mundo Cane”, pues en cierto modo hablaban de esa visión crítica y desencantada de ver la sociedad. Los años han pasado por ella, para unos peor y para otros lustrándola de culto. Cierto que peca de tomas muy cuidadas que hacen comprender su evidente puesta de escena, pero eso es como decir que Velázquez estuvo en la Rendición de Breda para plasmar su obra. Para mí, el resultado es lo que vale y desde luego fue una pica en Flandes en la evolución de los documentales. Este tipo de ejercicio directivo con el documental, tuvo gran influencia en películas que tomando el testigo de analizar la sociedad antropológicamente optan por hacerlo con más humor, como en el film semi-documental de 1980 “Los dioses deben estar locos”.


ESTE  PERRO MUNDO. 1962

Suele ocurrir con este tipo de películas, que se adelantan a su tiempo y muestran una innovación inusual a lo acostumbrado en el publico llano y más cuando es chocante y cruda alguna de sus escenas, que el rechazo inicial lo tenga  ganado. Yo le llamo “el síndrome de apocalypto”. Esta película dirigida por Mel Gibson en el 2006 tiene un mal trago en su primer visionado. Me acuerdo que la deseché por completo de mis intereses cinéfilos por lo mal que lo pasé viéndola por vez primera. Pero fortuitos visionados casuales por la televisión, amortiguaron poco a poco esas  crudas escenas que rozaban el gore y pude contemplar una de las películas con un gran sentido del ritmo y un acercamiento muy original al mundo precolombino y la llegada de los conquistadores a las américas. Ahora vacunado de esas descarnadas escenas, se ha convertido de hecho en una de mis favoritas películas de la que he tenido que descubrir a partir de un segundo y tercer visionado. De hecho, otra película de este australiano director: “La pasión de Cristo”, aun no la he podido ver, ante los comentarios de crudeza que advierten que tienen y  nunca veo el momento de pasar un mal rato para verla. 
Asi, “Este perro mundo”, para un principio de década de los 60, y que aun el planeta político lo veíamos a través de las enciclopedias que teníamos en casa, pues la globalización a la que ya estamos acostumbrado no existía, la retrospectiva de viajar a  lugares recónditos del mundo donde la cultura, folclore y costumbres radicalizaban de extremo a extremo con la nuestra. Aun así, el montaje de esta, que deja mucho que desear, alternaba escenas salvajes con las denominadas “civilizadas”  de nuestra sociedad occidental. La matanza de los cerdos, me recordó mucho una escena de los sacrificios de bueyes en la película de Francis Ford Coppola “Apocalyse Now” de 1977. De hecho, quiero comentar que estos indígenas de Nueva Guinea, no son tan salvajes como lo pintan e incluso se ve claramente por sus adornos fuera de lugar como camisetas deportivas y gafas de sol, que tienen y han tenido contacto con los hombres occidentales ya en aquellos años. Hace poco rodaron un precioso documental de National Geographic en  tres capítulos de producción francesa que se llama “Una tribu en Francia” (Reverse exploration) por el 2009 al 2010 aproximadamente y narra  cómo dos nativos de Papua que no conocen el mundo occidental, son invitados a conocer ciudades y pueblos de Francia con el choque cultural que les supone viajar en avión, en coche o ver la televisión en un hotel por ejemplo.
Documental de National Geographic "Una tribu en Francia" (The Reverse exploration)
 Por último, como colofón final de la película “Este perro mundo” y no por ello desentraño ni desvelo ninguna trama, los guionistas hacen de nuevo del contraste de cultura en las escenas finales. Los nativos pasan sus horas admirando desde las cercas valladas, el despegue y aterrizaje de aviones de un aeropuerto. También el hombre occidental hace de este espectáculo técnico un ocio contemplativo como Ricardo Darín en “Un cuento Chino”(2011). Por ultimo vemos como la tribu construye de ramas, papeles y hojas un avión casi a escala y de cañas y cuerda una precaria torre de control que por la noche la iluminan con antorchas. Hace poco, el preámbulo de la película “Star Trek XII: En la oscuridad”(2013) narra lo que los personajes definen como: ”prohibido intervenir en otras culturas” y como la inevitable casuística, harán de la figura de la nave Enterprise, una iconografía para adorar los indígenas primitivos del remoto planeta.
La escena de arriba de la película: "Star Trek, en la oscuridad"(2013), los nativos de un planeta después de ver la nave Enterprise, la dibujan en el suelo para idolatrarla. En la escena de abajo del documental "Este perro mundo"(1962) Los nativos despues de ver el despegue y el aterrizaje de aviones en el aerpuerto, construyen precariamente maquetas para idolatrarla

BESTIAS DEL SUR SALVAJE. 2012

En este film, vuelve a utilizar el contraste entre lo civilizado y lo salvaje, como modo de conocernos los humanos, como individuos que aun perteneciendo a una sociedad, es nuestro planeta el que nos reclama como suyo. Pero, si en las anteriores, era el mundo civilizado occidental frente a tribus aun primitivas de nuestro planeta, en la película “Bestias del Sur Salvaje” son los habitantes de ciudades desarrolladas los que reniegan de estos avances y vuelven a vivir de una forma más primitiva. En las tres películas, en unas más que otras, hay como una base documental  que poco a poco se va convirtiendo en historia narrativa. De hecho, “Este perro mundo” nunca acaba de ser una historia, son pequeñas historias, ni siquiera con un orden, no es más que sucesivas imágenes de cada rincón del mundo y sin abandonar el lenguaje documental.  En “Los dioses deben estar locos” se inicia como documental, terminando y centrándose con una historia y “Bestias del sur salvaje” se intuye una base documental subyacente que se atisba en las explicaciones de la improvisada profesora de la isla, contando entre realidad y ficción el deshielo del polo sur, pero desde un principio hasta el final de la película el peso es la historia es de Hashpuppy,  la niña protagonista. E incluso deja de ser historia para convertirse en sucesivos momentos de ficción. Cuando las personas deciden libremente desprenderse de todo lazo social y abraza la naturaleza como hábitat, me recuerda a la película “Hacia rutas salvajes” del 2007 y como la sociedad “civilizada”, obliga al “desertor” que vuelva a la colmena o a la comunidad establecida. Como referencia la ciencia-ficción de los años 70 nos ofreció una película que narraba este concepto: “La fuga de Logan” (1976). La sociedad futura aislada en ciudades enormes, encerradas en cúpulas, se abstraían con el confort y el ocio de la verdadera naturaleza de nuestro planeta, creyéndose autosuficientes. Otro referente es la película de Peter Weir  “La costa de los mosquitos” (1986), donde una familia guiada por un padre inventor de artilugios de autosuficiencia y supervivencia, convence a su familia a abandonar la vida de la ciudad para establecer la vida en una isla remota.
Hashpuppy, la niña protagonista crea su propio universo, a partir de los mitos y pseudo-historias de la improvisada escuela, al igual que Max cuando crea su propio universo de quimeras en la película “Donde viven los monstruos” (2009). La historia no es más que como alcanza la madurez de una niña que aún necesita a su madre, que aún necesita abrazos y por fin, con la ayuda de todos es capaz de vivir por ella misma en este mundo.

LOS DIOSES DEBEN ESTAR LOCOS, 1980

El preámbulo de esta película, parece el inicio de un buen documental sociológico, pero tiene tanto ironía el texto argumental, que desemboca a una película de comedia, eso sí, manteniendo esa misma voz  en off que la difumina por igual toda la cinta. La sociedad de principios de 1980, es presentada como un mal endémico que nos abstrae de la verdadera razón de nuestra naturaleza humana. Cito textualmente como: “Aquí  se encuentra el hombre civilizado (refiriéndose a la ciudad que presenta la imagen). El hombre civilizado normalmente se niega adaptarse a su medio y prefiere hacer que el medio se adapte a él y así construye ciudades, carreteras, vehículos, maquinarias y establece redes eléctricas para que puedan funcionar los inventos ingeniados por él. Pero, de alguna manera, no supo detenerse a tiempo y cuanto más mejoró el medio para hacer su vida más fácil, lo que consiguió fue convertirla en más difícil. Y sentenció a sus hijos a pasar de 10 a 15 años en la escuela, solo para aprender a sobrevivir en su complejo y azaroso hábitat.  De forma que, el hombre civilizado que se negó a adaptarse a su medio natural, ahora se encuentra que debe adaptarse y readaptarse cada día y cada hora del día, a ese medio que creó”. Aquí, entre otras imágenes ilustrativas de nuestra ciudad, está la del vecino que coge el coche para acercarse a un buzón que hay a escasos 20 metros y depositar una carta para terminar por dar marcha atrás con el vehículo, para de nuevo aparcarlo en el porche de su casa. Ejemplo genial de lo aquejada de nuestra sociedad civilizada y que siempre he guardado en mi memoria este sketch desde que lo vi de joven. Esta reflexión, nos lleva a enlazarla con el argumento de la película anterior “Bestias del sur salvajes”. Los 2 tercios restantes del film “Los dioses deben estar locos” se centra la las vicisitudes que tiene un pueblo africano con el encuentro azaroso de una botella vacía de Coca-Cola.

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