Orígenes
En la Facultad asistía a las
clases de Historia del Cine. La primera mitad de la clase era teoría y la
segunda mitad de visionado de una película afín al tema que estábamos dando. Me
encantaba estas clases y no perdía apuntes que tomar sobre los orígenes de este
arte visual tan reciente en la historia del hombre, apenas poco mas de 100 años
desde que los hermanos Lumier encandilaran como atracción de feria este invento
que con el tiempo forma parte de nuestro lenguaje y depositario privilegiado de
nuestra historia. Desde películas como “Historia
de una Nación” de Griffith pasando por el mago ilusionista de Méliès, hasta
los surrealistas argumentos de Buñuel, repasamos la Historia del Cine de una
forma muy cronológica.
La segunda parte de las clases se
visionaba una película a propósito del tema que estuviéramos dando, pero el
horario de este optativo visionado era a las 14 horas terminando a las 15,30
horas o más tarde, con lo que ya el comedor universitario o la cafetería estaban
cerrando y no podría almorzar. La primera clase a comienzo de curso, con la proyección
de El Viaje a la Luna de George Méliés, ayuné
en honor a su estreno, pero las demás clases opté por no asistir a los
visionados pues lo importante de estos era su ficha técnica y sus comentarios
que ya tomaba buena nota en la primera mitad de la clase. También pensaba que podía
encontrar la película en la biblioteca o en el videoclub y visionarla
tranquilamente en mi casa. Pero pocas encontré en la biblioteca y menos en los
videoclubes. Aun así, me hacia cargo que lo importante era la teoría y teniendo
el listado filmográfico que nos repartió en fotocopias en clase, algún día me haría
con ellas en el futuro.

Una escena de G. Méliés y El Ángel Exterminador de Luis Buñuel
Algunas veces, comenzaba a ver el
principio de alguna película para que a los 10 minutos me levantara de mi
asiento y me fuera a comer. Otras veces ni la empezaba para marcharme. Pero me acuerdo que una vez,
casi a final de curso, nuestro profesor nos puso “El Ángel Exterminador” de
Luis Buñuel que paradójicamente había escuchado de ella sin saber de que trataba
y sorprendentemente nunca había visto. Como había leído en algunas críticas de
otras películas, el autor de esta, envidiaba a cualquier persona que aun no
hubiera visto esta película y yo sin saberlo iba a ser envidiado por muchos
cinéfilos que cambiarían su lugar por aquella situación tan privilegiada en la
que me encontraba en aquel momento sin saberlo. Evidentemente, desde los
primeros minutos de visionado me encontré atrapado en no poder dejar de ver
esta película al igual que sus personajes. Cuando encendieron las luces al
final, nadie se movió de su asiento y solo yo pregunté de manera irónica a mi
profesor si podía marcharme de la clase y nos reímos todo mis compañeros
conmigo. Quien conozca esta película entenderá porqué.
La colección
Cuando terminé la carrera, tuve
tiempo de ordenar todos los apuntes recopilados durante 5 años y sobre todo de
comprar con más comodidad libros de arte que aconsejaban mis profesores y que
no pude comprarme y en este caso también las películas que no pude visionar. No
tardé en darme cuenta de que la forma precaria de obtener las películas bajadas
de Internet no era muy seria para la colección que quería hacer y además en
varios visionados que repetía, su baja calidad me daba problemas. Poco a poco,
fui encontrando las películas en centros comerciales, videoclubs y tiendas
especializadas en formato original. La cuantía se fue aumentando y nuevas estanterías
se fueron adquiriendo para abarcar su exponencial crecimiento.
Desde pequeño, teniendo 11 años,
ya tenia libros y hasta la fecha había formado una magna biblioteca con los
años. Ahora me disponía a crear una digna videoteca poco a poco. El DVD se
había establecido ya como un formato relativamente seguro frente al antiguo
VHS. Ocupaba menos espacio, su calidad era superior y sobre todo disponía de
innumerables títulos.
Otra de las singularidades que
ocurrieron cuando terminé la carrera, era de proponerme ver una película de la
“Historia del Cine” o clásicos paralelos al género o al director, cada día. Así,
durante mas de siete años he adquirido la costumbre de verme una película
después de comer, a modo de siesta cinéfila, pudiendo presumir de no solo
haberme visto toda la filmografía recomendada
en la clases de Historia de Cine, sino ampliando la filmografía por otras lista
y sugerencias de libros especializados de este cinéfilo mundo. Siete años
después de empezar mi colección tengo más de 1000 títulos originales y podría
estar 3 años viendo una película distinta cada día. Algunas veces pienso que es
un ocio pragmático, frente a otros “ocios” como fumar o beber, donde el dinero
se esfuma y se diluye al instante, mientras que mis libros y películas los tendré
mientras los conserve imperecederos, siempre disfrutable, si puedo conservarlos
hasta la vejez, e incluso, podrán heredarlo mis generaciones siguientes.

“La Fortaleza de la Soledad” Donde la
información se almacena en cristales de Kryptonita
Por un lado, pienso que dentro de
20 años o más, el DVD será obsoleto y si seguimos evolucionando, en un futuro
próximo puede que las películas te la vendan en un exótico pendrive, o si no en
cristales de Krypton, donde almacenar toda la información como en la película
del conocido superhéroe que tenia su casa en el polo Norte. De hecho, yo guardo
aun películas de Súper 8 filmadas por mi padre, que he tenido que reconvertir a
formato DVD porque su original proyector ya no funciona. Pero también puede
ocurrir una involución o un parón evolutivo y presenciemos como se deja de
editar más DVD al mercado.
La crisis
Síntomas de esto, lo encontramos
con la crisis que ha hecho descender los espectadores que llenaban las salas de
cine. Los videoclubs están quedando pocos y sobreviviendo precariamente y las
ventas en las grandes superficies han arrinconado en un par de estanterías,
cuando antes utilizaban cuantiosos metros cuadrados y numerosas calles de
estantes para exponer los numerosos títulos.

Sin embargo, ante la renovación
del aparato de televisión analógico por televisiones de pantallas planas
digitales hemos aceptado el cambio sin más. Ahora hay más cadenas y preferimos
el caótico zapping. Ver una muestra pasajera de cada uno de las numerosas
cadenas. De esta manera hemos ido aceptando una nueva realidad. Consumo rápido,
fútil y sucedáneo. Esto no es nuevo, ya en
los años 50, cuando se distribubuyó en España, triunfó una manera desenvuelta
de revista con formato de libro que cada mes te seleccionaba libros, artículos,
ensayos ofreciéndote una variedad de muchos temas. Hoy sigue publicándose
Selecciones Reader´s Digest. Al igual que lo que se tomaba como ensayos serios
profundos con áridas pagina con algún que otro gráfico incomprensible en
Science o en la revista Nature, se banalizó para un publico mas amplio en
revistas mas populares como Muy Interesante o Quo. El libro queda desplazado
por revistas superficiales o páginas intrascendentes de Internet y las buenas
películas, son sustituidas por programas basura de fácil y rápido consumo.
Cuando solo existan las cadenas que emiten de televisión y desaparezca
el mercado del vídeo y las salas de cine hayan cerrado por la crisis, el Poder
fáctico se hará con el control de la televisión obligándonos a pagar por ella.
El futuro
En un futuro no muy lejano,
posiblemente el poder fáctico gobernante
se haga con el control de la televisión y el ocio doméstico. Con ello controlará
el consumo, la opinión y el ocio del ciudadano. Para ello, prohibirá las
colecciones privadas de películas y se creará unidades de control para vigilar
que nadie programe su ocio. Las videotecas privadas estarán prohibidas y al
igual que en el film de François Truffaut: "Fahrenheit 451" (1966) donde se prohibía en el futuro poseer libros y bibliotecas, en este caso, se confiscará y destruirá
cualquier atisbo de almacenamiento doméstico de películas, documentales o
programas. Ver una película se convertirá en clandestino. Invitar a verla, un
amotinador. Prestarla, en un contrabandista. Fomentarla, en un revolucionario.
¿Pero quien ha previsto de
hacerse con una colección de videos? Quien lo haya hecho podría ilustrar también
nuevas opiniones libres, Crear cine-forums y no depender de la esclavitud
impuesta de la televisión. De hecho, otra de las dependencias de este
manipulador futuro es que siga habiendo electricidad. Por ello, el poder
fáctico se asegura de subyugarnos al prohibir recientemente que nos
autoabastezcamos de energía que no sea la que controlan ellos y podamos buscar
energías como la solar, que son alternativas fuera de su control.
Escena de la teatralización de Star Wars, en la película “El Imperio
del Fuego” (2002)
Podemos ver en la reciente revisión cinematográfica
de “Soy Leyenda”(2007) que después del Apocalipsis queda solo el en la ciudad y
se procura de películas de un videoclub abandonado para seguir viendo
televisión. En este futuro aun puede el autoabastecerse con generadores de energía,
pero en el futuro presentado por la película “El Imperio del Fuego”(2002) la
involución les hace retroceder mas precariamente y es digna de contemplar la
escena en la suplen la carencia de películas, volviendo al pequeño teatro, con
lo que deleitar a los ciudadanos y niños con pequeñas piezas teatralizadas de
Star Wars.
Javier Navarta
16 de agosto 2013.